Si hay un compuesto mineral con propiedades corrosivas tan fuertes que pueden disolver hasta un cadáver, es el ácido fluorhídrico.
Siendo una disolución del fluoruro de hidrógeno en agua, es la raíz de casi todos los compuestos del flúor, incluyendo productos farmacéuticos como el Prozac y materiales como el teflón.
Es importante señalar, que el descubrimiento del ácido fluorhídrico implicó la muerte del científico Karl Scheele por intoxicación, en 1780.
Posteriormente otros investigadores como Humphry Davy, Knox y Louyel, también encontraron la muerte, tratando de determinar este compuesto.
Finalmente, en 1886, el farmacéutico francés Henri Moissan, lo obtuvo en su forma pura, por lo que fue honrado con el Premio Nobel de Química.
El ácido fluorhídrico se produce mediante la síntesis de la fluorita mineral con ácido sulfúrico, generando sulfato de calcio.
Aunque este ácido formado por hidrógeno y flúor, es uno de los más peligrosos, posee grandes beneficios para la humanidad.
Características del ácido fluorhídrico.
Los principales atributos del ácido fluorhídrico son los siguientes:
Pesando 20 g/mol, su aspecto físico es líquido e incoloro con un fuerte olor irritante, y muy soluble en agua.
Es altamente corrosivo, siendo capaz de disolver muchos materiales como el vidrio, cemento, caucho, cuero y metales, especialmente el hierro.
Por su naturaleza abrasiva, su producción a veces se acompaña de minerales de silicato, originando ácido fluorosilícico.
Al unirse prácticamente con todos los elementos también forma gases nobles como el xenón y radón.
Como ácido mineral es débil, lo que le permite penetrar con mayor facilidad en los tejidos blandos, aumentando su daño y toxicidad en el cuerpo humano.
Debido a sus propiedades nocivas y erosivas, su manipulación debe realizarse con extrema precaución, por lo que se recomienda la utilización de contenedores plásticos para su almacenamiento.
Usos del ácido fluorhídrico.
Con una extensa diversidad de aplicaciones en la industria y en la investigación, el ácido fluorhídrico se emplea en:
Refinación del petróleo.
Durante el proceso de refinación petrolera conocido como alquilación, el isobutano se cataliza con compuestos procedentes del ácido fluorhídrico, para generar la gasolina de alto octanaje.
Producción de compuestos organofluorados.
La industria química crea compuestos organofluorados provenientes de este ácido, que son utilizados en la fabricación del teflón, fluoropolímeros, fluorocarbonos y refrigerantes como el freón.
Obtención de fluoruros.
Una gran mayoría de los compuestos de fluoruro inorgánico como la criolita, trifluoruro de aluminio, fluoruro de sodio y hexafluoruro de uranio, son realizados a partir del ácido fluorhídrico.
En este sentido los fluoruros se emplean en la elaboración de semiconductores electrónicos, propelentes de aerosoles, y sistemas de refrigeración.
Grabador y agente de limpieza.
El sector metalúrgico lo usa como agente para eliminar los óxidos e impurezas del acero inoxidable y el carbono.
Igualmente se aplica para grabar, pulir y esmerilar vidrio, o en la obtención de moldes en restauraciones dentales de cerámica.
Para el tratamiento del titanio, purificación del cuarzo y en el terminado o recubrimiento de metales.
Empleado en la fabricación de removedores en polvo de uso doméstico, aparte de ser un ingrediente de los limpiadores para ruedas de automóviles.
Otras aplicaciones.
Por su capacidad disolvente de silicatos, el ácido fluorhídrico es útil para disgregar rocas en la extracción de fósiles orgánicos.
Las empresas de impresión offset lo utilizan para eliminar las imágenes no deseadas de las planchas de impresión.
En la industria nuclear se aplica en la manufacturación y reprocesamiento de elementos combustibles.
De igual forma se destina en la elaboración de pantallas para computadoras, plaguicidas, bombillos fluorescentes, y obtención de polímeros que sirven en la fabricación de plásticos.
Efectos del ácido fluorhídrico en el cuerpo humano.
Normalmente la población está expuesta al ácido fluorhídrico a través del consumo de agua artificialmente fluorada, quema del carbón, o las mismas emisiones industriales de este componente que van directamente al aire que se respira.
En estos términos, el daño de este ácido es casi imperceptible, al que contrariamente puede causar por una exposición directa.
Tratándose de un veneno agudo, puede perjudicar de manera inmediata al cuerpo humano, originando los siguientes síntomas, de acuerdo a:
Ingestión.
Se siente incapacidad para respirar por inflamación de la garganta, dolor abdominal y en la boca, causando vómitos.
Suscita quemaduras en el esófago y estómago con riesgos a sufrir perforaciones de estos órganos.
Inhalación.
Los labios y uñas se tornan de color azulado, acompañado de escalofríos, asfixia, tos, fiebre y opresión en el pecho.
Puede provocar irritaciones de las vías respiratorias, bronquitis, bronconeumonía o edema pulmonar.
Por contacto.
Produce quemaduras muy dolorosas en la piel, ocasionando la necrosis del tejido, herida de difícil curación e incluso daño óseo.
Al contacto ocular genera lesión irreversible del nervio óptico o ceguera.
Aunque un pequeño rocío es absorbido por las mucosas del cuerpo, entra inmediatamente al torrente sanguíneo, uniéndose a los aniones de sulfato, y finalmente expulsado por la orina, el ácido fluorhídrico sigue siendo el más temido de todos los ácidos.