Cuántas veces hemos oído hablar de la bilis, y tal vez desconocemos que está compuesta por los ácidos biliares, los mismos que actúan como un detergente en el intestino delgado.
Jugando el hígado un rol fundamental en la regulación del colesterol, durante este proceso se forman los ácidos biliares. Unos compuestos de 24 átomos de carbono dihidroxilados o trihidroxilados, esenciales en la digestión para disolver y aprovechar las grasas.
Tipos de ácidos biliares.
Hay que tener en cuenta, que los ácidos biliares primarios son aquellos que se producen en el hígado, partiendo del colesterol. Luego, a manera de bilis llegan al intestino delgado, transformándose en secundarios por la acción de las enzimas.
De esta manera, entre los ácidos biliares primarios se encuentran:
- Cólico, uno de los más importantes, que conjugado con la taurina, origina el ácido taurocólico.
- Quenodesoxicólico, actúa disminuyendo la saturación de colesterol, facilitando la disolución de cálculos biliares.
Adicionalmente, entre los ácidos biliares secundarios están:
- Desoxicólico, es un compuesto que utiliza el cuerpo durante la digestión para la emulsificación de las grasas, y la posterior absorción en el intestino.
- Litocólico, formado del quenodesoxicolato por la acción bacteriana, actúa solubilizando las grasas para su mejor absorción.
- Hiodeoxicólico, conforma otra de las sustancias metabólicas que se producen de las bacterias intestinales.
- Ursodesoxicólico, un componente que promueve el transporte del colesterol de la vesícula al intestino, donde es eliminado.
La importancia biológica de los ácidos biliares.
Habitualmente en condiciones normales los niveles rítmicos que están relacionados con la ingesta, varían diariamente. Aunque, el colesterol no se considera un nutriente especial, es fundamental para la formación de la membrana celular, hormonas sexuales, suprarrenales y los ácidos biliares.
Es así como los ácidos biliares generan sales, que componen la bilis, un líquido necesario para emulsión de las grasas, y su posterior degradación por la acción de las lipasas. En este proceso hay una absorción de vitaminas liposolubles, se mejora el drenaje biliar, evitándose la presencia de infecciones. También, el ácido cólico genera los ácidos taurocólico y glicocólico, formando los ácidos biliares secundarios con las bacterias del intestino. Todo esto facilita el proceso de absorción intestinal, que se sintetiza posteriormente a las lipoproteínas o quilomicrones.
Por ello, resulta importante cuidar del hígado, ya que un daño hepático compromete este mecanismo, provocando serias consecuencias, como por ejemplo el aumento de los niveles de colesterol en la sangre y lipoproteínas ricas en colesterol en arterias coronarias. Se pueden traducir en el endurecimiento de las arterias y el desarrollo de enfermedades coronarias.