Un fármaco con propiedades antiinflamatorias y regenerativas del tejido tanto cutáneo como óseo es el ácido acexámico, debido a que su acción antifibrinolítica promueve la coagulación de la sangre previniendo la disolución de coágulos. Este compuesto medicinal es conocido también por los nombres de ácido acetamidohexanoico, ácido acetaminocaproico, neomicina o por su marca comercial Recoverón.
El ácido acexámico en su forma natural es un polvo blanco con un ligero olor a ácido acético, y sus ésteres de acexamato de sodio o calcio son usados terapéuticamente para normalizar las fibras de colágeno del tejido conjuntivo durante un proceso inflamatorio.
Mecanismo de acción del ácido acexámico.
Como se ha señalado, el ácido acexámico se emplea como un cicatrizante de las lesiones, actuando como un reparador de los tejidos sin inhibir la multiplicación celular, de esta manera, es administrado por vía cutánea y con mejores resultados por vía oral, ejecutando su acción durante unas cuatro horas, luego es metabolizado por el hígado y eliminado por la orina.
La operatividad del ácido acexámico en el organismo tiene efectos sobre el tejido granular que rellena las heridas, la cicatrización, la solidificación ósea y el edema causado por sustancias vasoactivas que ensanchan o dilatan los vasos sanguíneos. En este sentido, los estudios han demostrado que este fármaco disminuye la inflamación de las fibras colágenas y contribuye a la regeneración del epitelio del tejido conjuntivo, participando en su acción proteica, así de manera ordenada, permite el proceso de cicatrización regulando la producción de fibroblastos.
Con la finalidad de prevenir infecciones o la presencia de gérmenes patógenos en las heridas, e incluso acelerar su cicatrización, se emplea en forma tópica con un 5% de neomicina, otorgándole un amplio espectro que ataca una gran cantidad de microbacterias.
Cuáles son los usos del ácido acexámico.
Los ésteres derivados del ácido acexámico son ampliamente utilizados en la rehabilitación de los tejidos, por ejemplo, el acexamato de calcio es empleado en el proceso de reparación de fracturas óseas, ya que favorece la migración de las células al sitio de la lesión, acelerando la recuperación y fortalecimiento del hueso, siendo muy recomendado en las afecciones de osteoporosis o hipocalcemia. En cuanto al acexamato de sodio, es usado para la dermatitis, grietas del pezón, quemaduras, excoriaciones, escaras, padecimientos cutáneos y terapias cicatrizantes de heridas, adicionalmente, en todos estos casos, el agregado de neomicina servirá para evitar o combatir las infecciones en las lesiones.
En síntesis, el ácido acexámico facilita la cicatrización de las heridas y la solidificación ósea, al regular las reacciones del tejido celular afectado.