Los ácidos grasos son considerados sustancias que componen la grasa del cuerpo y de los alimentos que consumimos.
En el momento de la digestión, el organismo descompone las grasas en ácidos grasos, que luego pasan al torrente sanguíneo. Estas sustancias tienen diferentes funciones que resultan esenciales para el correcto desempeño del organismo, comprendida la acumulación de energía. Así, si el cuerpo carece de glucosa para poder funcionar, acude a los ácidos grasos como combustible para obtener energía.
Tipos de ácidos grasos
Existen dos tipos principales, los cuales son: los ácidos grasos saturados y los ácidos grasos insaturados.
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Ácidos grasos saturados
Los ácidos grasos saturados poseen una cadena hidrocarbonada llena de hidrógenos con enlaces simples entre sus átomos de carbono.
Suelen encontrarse más frecuentemente en animales y tienen un punto de fusión mayor que las grasas insaturadas. Así, pueden permanecer en forma sólida a temperatura ambiente sin verse alterados.
Ejemplos de este tipo de ácidos grasos son el ácido esterárico, el ácido mirístico y el ácido palmítico.
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Ácidos grasos insaturados
Cuentan con enlaces dobles en su estructura molecular y su punto de fusión es menor al de las otras grasas. Por tal motivo, los ácidos grasos insaturados tienen una composición líquida y son mayormente conocidos como aceites.
Uno de sus principales beneficios es que ayudan a regular el colesterol y los triglicéridos en sangre, promoviendo la salud.
Parte de los ácidos grasos insaturados son los ácidos poliinsaturados y ácidos grasos esenciales, como el linoléico (18:2), linolénico (18:3) y araquidónico (20:4). Al ser esenciales, no pueden ser sintetizados por el propio cuerpo, por lo que deben incorporarse mediante la dieta.
Por otra parte, existen los ácidos grasos monoinsaturados, los cuales corresponden a un tipo de grasa alimentaria. Al igual que las poliinsaturadas, se consideran grasas saludables; son líquidas a temperatura ambiente pero se vuelven sólidas al enfriarse.
Una de sus ventajas es que colaboran en la reducción del colesterol malo (LDL) y los triglicéridos. Esto resulta fundamental para disminuir el riesgo de padecer accidentes cerebrovasculares y enfermedades del corazón. Además de ello, las grasas monoinsaturadas pueden regular el azúcar en sangre, beneficiando a las personas con diabetes tipo 2.
Son ricos en vitamina E y por ello favorecen el fortalecimiento del sistema inmune y mejoran la visión.
Función de los ácidos grasos
Al formar parte de otros lípidos, los ácidos grasos son responsables de llevar a cabo distintos procesos físicos y químicos. Así, se encargan de condicionar parte de las propiedades y tareas correspondientes a los lípidos de membrana que los comprenden.
Además, actúan como fuente de energía alternativa para el organismo, mediante su oxidación en el catabolismo. Por otra parte, algunos ellos funcionan como un anclaje lipídico para proteínas involucradas en los procesos de señalización celular. Estas grasas pueden obtenerse a partir de la dieta o ser sintetizadas por el organismo, exceptuando a las grasas esenciales.
Por lo general, los ácidos grasos de la dieta que son de cadena corta y media no se esterifican. Al contrario, ellos se oxidan para proporcionar energía adicional al organismo y garantizar que continúe funcionando con total normalidad.
En cuanto a los ácidos grasos de cadena corta, estos se esterifican para dar paso a los lípidos estructurales o triglicéridos, mientras que los poliinsaturados se unen casi siempre en glicerofosfolípidos.
Alimentos que contienen ácidos grasos
En vista de que existen diferentes tipos de ácidos grasos, cada uno de ellos está presente en determinada clase de alimentos.
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Ácidos grasos saturados
Los ácidos grasos saturados, entendidos como grasas, se encuentran comúnmente en alimentos de origen animal.
Algunos ejemplos son la manteca, el queso, la carne y los huevos.
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Ácidos grasos insaturados
Este tipo de ácidos se encuentra en pescados como el salmón, el atún, el arenque y la merluza. También en los frutos secos, el aguacate, el aceite de maíz y de soja.
En cuanto a los polinsaturados, estos se dividen en omega y omega 6.
Los primeros pueden encontrarse en alimentos como las semillas de chia y de lino, y el aceite de linaza, mientras que los segundos pueden hallarse en alimentos como el aceite de girasol, los frutos secos, el aguacate, entre otros.
Por otra parte, los ácidos grasos monoinsaturados se encuentran principalmente en los frutos secos y en aceites vegetales.
Se puede afirmar que los ácidos grasos constituyen uno de los elementos fundamentales para la buena salud del organismo. Ellos son necesarios en sus diferentes tipos para poder cumplir con funciones importantes para el cuerpo humano. Por tal motivo, sus niveles deben ser los adecuados, mejorándose gracias a la dieta y al uso de determinados suplementos.
Así, se aconseja ingerir grasas buenas, asegurando que las poliinsaturadas representen entre 3 y 7% del consumo total de grasas, y que las monoinsaturadas correspondan a entre 13 y 23% del total de grasas consumidas.