En ocasiones le huimos a las grasas saturadas, pero más bien, existen algunas como el ácido mirístico, que son esenciales para nuestra salud.
Generalidades del ácido mirístico.
El ácido mirístico está presente en numerosas grasas animales y vegetales, como la mantequilla, manteca de cerdo, el aceite de coco o palmera, pero principalmente, se encuentra en la nuez moscada, de donde precisamente se deriva su nombre, ya que el árbol que da este fruto seco es llamado myristica, de acuerdo a ello, la grasa de la nuez moscada contiene un 75% de trimiristina, un triglicérido compuesto de tres moléculas de este ácido graso, que puede ser extraído mediante cloruro de metileno, usando un embudo y un algodón como filtro. Posteriormente el filtrado se somete a una destilación y se cristaliza con acetona o acetato de etilo, resultando unos cristales que siendo sometidos a una saponificación, originan este ácido compuesto de catorce átomos de carbono.
Este componente, conocido también por el nombre de ácido tetradecanoico, se utiliza como materia prima en la fabricación de jabones o cosméticos, y sus ésteres de miristato son un ingrediente adecuado para los productos hidratantes de la piel y el cabello.
Propiedades del ácido mirístico.
Habitualmente el ácido mirístico presenta un aspecto sólido de color blanco opaco y con un olor débilmente perceptible. Aunque es un componente estable en condiciones normales, reacciona con bases orgánicas e inorgánicas, y al ser calentado genera vapores que al contacto con el aire resultan explosivos o combustibles. En base a ello, las normas de seguridad industrial aconsejan tomar precauciones, como evitar el contacto directo con la piel, además de mantener alejado el producto de desagües, aguas superficiales y del calor.
Cuáles son los beneficios del ácido mirístico.
Algunos ácidos grasos saturados cumplen una función importante en los procesos de estabilización metabólica del cuerpo que operan a nivel celular como receptores de la proteína G, de esta manera, esta proteína responde de acuerdo a las necesidades del organismo, por ejemplo, cuando peleamos, la glándula suprarrenal produce adrenalina, el receptor de adrenalina se comunica con la proteína G, y a su vez ésta alerta a las partes del cuerpo de la necesidad de una acción, así, el corazón late más rápido, se estimula el flujo de sangre en los músculos y aumenta la producción de glucosa. En este proceso descrito, el ácido mirístico se une a la proteína G, cumpliendo la función de encendido y apagado de la enzima adenilato ciclasa, que suministra señales hormonales importantes.
Esta es una de las razones complejas pero vitales, para incluir alimentos ricos en ácido mirístico en nuestra dieta diaria.